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Historia de un hombre.

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     Un hombre emergió al mundo en un cálido verano pero el invierno lo tomó por sorpresa a los nueve años y el frío se anidó en su ser como un velo perpetuo. Ese niño son mil niños cada día.      De la infancia el hombre moldeó la brea como su primer arte, con sus manos trazó cartas de amor en primavera y secó las lágrimas que pulieron el brillo de su corazón. El hombre son mil poetas ofreciendo sus manos con cada gesto.      La soledad y el estudio revelaron en su alma la historia de la humanidad y aterrado de tanto sufrimiento salió a la calle una tarde, enarbolando como propias las iniquidades del mundo. La juventud es un corazón que grita justicia, en primavera.      Como un rayo que desgarra en la tormenta, irrumpió el amor en su ser y el camino se llenó de huellas que al corazón extasiaron, ofrendando sus sueños sin más reservas que su propia entrega. La felicidad del hombre, rey o campesino, anida en la paz de su hogar.      Más una tarde inefable, la imperfección del amor sob

La Pascua, un viaje interior.

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                  Esta semana el mundo católico se congregó en torno al misterio de la Pascua, la resurrección del hijo de Dios. Desde las parroquias más humildes de nuestra Colombia hasta las catedrales más imponentes del mundo, la Pascua se erige como un recordatorio de que aún en medio del caos, existe la posibilidad del renacer y la redención. Y en esa fe, se celebra el domingo la misa más importante según el Nuevo Testamento.      Colombia es uno de los lugares más católicos del mundo. Con un 57 % de feligreses, el catolicísimo sigue influyendo en el diario vivir de muchos pueblos y ciudades del país, también en asuntos de estado como los diálogos de paz, en donde su participación ha sido desde siempre activa. Sin embrago, hay que reconocer también los escándalos de pederastia al rededor del mundo, realidad que ha golpeado fuerte su credibilidad; hasta que llegue su juicio divino, los responsables deben juzgarse con nuestras leyes, aquí hay un gran reto de iglesia y esta

Lobo.

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Ajeno y diverso recorro en soledad el horizonte, errante, lejos de la manada, buscando un rincón donde morar. De furia y fuego hecho el corazón, mi razón se posa sobre roca en quietud, lamiendo en soledad mis heridas, aullando mi esencia hacia la eternidad. No sigo las huellas de las masas, en la hora desolada encuentro mi paz, cuando una fogata brilla a lo lejos aguzo mis sentidos, buscando un solaz. Valiente y humilde me enfrento al vasto mundo, ermitaño, rebelde, despojado, no sigo sus leyes que no comprendo, sus placeres no me han cautivado. A tientas, entre sombras, me deslizo, la naturaleza cruda es mi cobijo, tan seguro es mi refugio callado que al llegar la noche, salvaje y sereno, me acuesto a su lado. Entre la oscuridad y el silencio, hallé mi compañía más fiel: la soledad, maestra que enseña el valor de ser uno mismo, en ella florece mi ser.

Reinos.

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La reina tiene los ojos tristes, suspiros cautivos surcan su espejo, siente que la vida apaga su brillo que hurta la furia que arde en su pecho.   Sus ojos miel bañados en tristeza no perciben su propia hermosura.   Sueña con castillos  legendarios, jardines colgantes, como en Babilonia, tulipanes brotando en primavera y alfombras doradas adornando el invierno.   Sus pensamientos se desvían del palacio. ¿Hacia qué lejanía se dirigen? ¿Qué rincón olvidado del reino los reclama? ¿Qué tarde los desvió del camino real?   La reina anhela surcar el cielo azul, zambullirse en picada en el mar, sentir la arena cálida bajo sus pies y contemplar el ocaso desde un bote a la deriva.   Ella vence dragones con su sonrisa, desmantela fortalezas con su mirada  y derrite icebergs con su cuerpo desnudo. Es fuego sempiterno que arde,  un tornado que arrasa y se desvanece, una ola en furia que escapa al abrazo del mar. El rey lo sabe.   Él, es calma serena, una idea errante que deambula, un mirador en lo

Guerrero absurdo.

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     Odiarás la poesía una tarde desolada de domingo, fijarás tu mirada perdida en el horizonte  oscuro. Caminarás con el peso del mundo sobre tus hombros, sentirás en las entrañas la tragedia de la parvedad, la miseria, el polvo, el silencio. Lánguido, tardo y resignado, deambularás por tu fuente árida que alguna vez fue insondable. Fantasmas del pasado y del futuro llegarán como heraldos sombríos para hostigarte, y un velo opaco cubrirá tu alma. Será la muerte de la utopía le dirás adiós, no volverás a verla, el ideal es una presa que en sus fauces lleva la bestia. Y aprenderás con dolor  el pragmatismo del mundo. El tiempo comprimirá tu estrella el fulgor primigenio desaparecerá, navegará tu sangre el profundo universo y la noche arderá en un incendio frio Tu no habrás de rendirte,  porfiarás guerrero absurdo, obstinado. Del vientre iracundo del infortunio surgirás más cauto, más sabio, con la lección aprendida.

El desafío del silencio en Samaniego

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                       En Samaniego, como en cualquier ciudad de Colombia existe una “cultura del ruido” que habría que cambiar por la salud mental y física de todos, incluidos los animales.      Hago esta reflexión a las 3:20 de la mañana, luego de que la discoteca de enfrente cerrara sus puertas y el estruendo de  motos y carros que parquean a la salida me ha levantado y seguramente a la mitad de la cuadra.      Aquí es natural que a esta hora comience el desfile típico de los fiesteros de sábado y domingo que salen a compartir su ebriedad. Una camioneta se ha parqueado en la esquina del barrio y su dueño a decidido exhibir toda la potencia de sus parlantes. Un corrido de moda retumba en las paredes del vecindario.        Puede ser "cultural" escuchar el llamado a las novenas desde las 4 a.m. en navidad, los perifoneos de los locales comerciales de fin de año o la programación de los carnavales que difunde la alcaldía; pero siento que incluso en esas fechas, el exces

Conquistando España con 30 Euros

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                         Es inevitable cuando viajamos, que algunas cosas no salgan según lo planeado: una inesperada caída del bote en un río donde el agua muerde de frío, no salir a tiempo del vagón del metro, quedarte dormida a la hora de salida del hotel o una selfie desenfocada en el lugar más hermoso que hayas visto. Pero en lugar de crear un trauma, cuando viajas con el grupo perfecto, todo hace parte de la experiencia viajera. Debo admitir que en España, como lo dijo Aleja, “éramos la más disfuncional de las familias disfuncionales, pero de alguna manera, éramos perfectos juntos”.      Luego de conocer el palacio de San Carlos en Bogotá, reunirnos con el embajador de España y un largo abordaje en el aeropuerto el Dorado, las viajeras y yo habíamos llegado cerca de la media noche a España. Nueve chicas con edades entre los 13 y 17 años con ganas de comerse el mundo; yo —su profesor de escritura— y Fallon, la coordinadora del viaje. Ser el único hombre del grupo era para mí un