Como los pájaros en la rama de Watanabe una vieja biblioteca se sostiene, sobre una rama larga y delgada tiempo y espacio contenidos en libros que imperturbables en su senectud ofrecen paz en su quietud. Frágil, sabia y paciente, hogar eterno de progenies resilientes que en su avidez intelectual, encontraron en su esencia: el fulgor del intelecto, la cordura en la razón y consuelo en su existencia En tus ramas y en tus hojas cientos de pájaros hacen nido. Tú, como el Dios de todas las religiones abrazas su vida con fe imperturbable, en tus raices de siglos encuentran descanso, las alas novatas de nuestros infantes Nada te doblega, tu voz no se apaga, pervive en ti la luz de tus creadores como estrella que navega impasible el devenir del pueblo abandonado por los dioses que busca en su esencia retomar el camino que un día fuera el faro de su existencia
Leo para alumbrar mi camino, escribo para encontrarme.