Tu, como el Dios de todas las religiones.
Como los pájaros en la rama de Watanabe
una vieja biblioteca se sostiene,
sobre una rama larga y delgada
tiempo y espacio contenidos en libros que imperturbables en su senectud
ofrecen paz en su quietud.
Frágil, sabia y paciente,
hogar eterno de progenies resilientes
que en su avidez intelectual,
encontraron en su esencia:
el fulgor del intelecto,
la cordura en la razón
y consuelo en su existencia
En tus ramas y en tus hojas
cientos de pájaros hacen nido.
Tú, como el Dios de todas las
religiones
abrazas su vida con fe imperturbable,
en tus raices de siglos encuentran descanso,
las alas novatas de nuestros infantes
Nada te doblega,
tu voz no se apaga,
pervive en ti la luz de tus
creadores
como estrella que navega impasible
el devenir del pueblo abandonado por los dioses
que busca en su esencia retomar el camino
que un día fuera el faro de su existencia
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