Sevilla, entre calles de sueños y esperanzas


        ¡Sevilla, hermosa joya del sur de España! Conocerte fue más que un viaje, un regalo de la vida. Caminar maravillado tus encantadoras calles empedradas, laberínticas,  impregnadas de historia y misterio fue como un sueño hecho realidad. Recorrer tus callejones es adentrarse en el paraíso, cruzar un umbral mágico donde el tiempo parece haberse detenido para revelar los secretos que guardan celosamente tus adoquines. ¿Cuantas historias, romances e intrigas habrán florecido en tus hermosas calles? Noviembre será el recuerdo imborrable de un paseo en Sevilla y un callejón adoquinado del Barrio de Santa Cruz donde maduran los naranjos y los sueños.

        Tu magia no se limita a tus monumentos, plazuelas y veredas, sino a tu gente, hospitalaria y amable. Cada sonrisa, cada "Hola" pronunciado con ese acento encantador, me hizo sentir como si hubiese encontrado un hogar lejos de casa.

        Desde las verdes montañas de mi terruño te echo de menos. En esta navidad te imagino iluminada por luces y música, desde la calle de la feria hasta Cierpes, rebosante del espíritu navideño de tu gente, animada de cantores de zarzuela que estremecen el alma con la magia de sus tonadas.

        Así como en mi pueblo se elevan majestuosos los cerros y montañas, refugio de la noble y valiente etnia Abade, susurrando historias de tragedia y esperanza; de entre las sombras de edificios centenarios, se alzan solemnes tus catedrales, como testigos silenciosos de épocas pasadas.

    Tú, conquistada por romanos, musulmanes y cristianos, recibiste generosa a un grupo de muchachas, noveles escritoras de tierras por ti conquistadas, que erigen su porvenir desde las letras. De tu historia de más de dos mil años de luchas y resurgimientos salimos fortalecidos en la fe de que mejores días están por venir en esta tierra sufrida y hermosa.  Leímos en tu imponente arquitectura, lecciones de grandeza y sabiduría, sentimos la solemnidad de tu cultura impregnada en el aire al contemplar tus fachadas llenas de azulejos que invitan a sumergirnos en la opulencia de la realeza que te habita, como si el tiempo se deleitara en preservar tu belleza.

    ¡Ah, y el Guadalquivir!, ese hermoso rio que serpentea a través de la ciudad como una arteria vital. Sus aguas reflejan la luz del sol, creando un juego de destellos que dan vida a la ciudad. Navegar por tus aguas es sumergirse en la serenidad que solo un río antiguo puede ofrecer, mientras las sombras de los puentes bailan sobre la corriente. Todo en ti es hermoso, Sevilla, como si los dioses te hubiesen construido para hacer  de ti su olimpo.

    Salir de nuestro querido Samaniego marcado por la adversidad para sumergirnos en tu riqueza cultural y urbana fue como abrir un libro lleno de páginas inexploradas que no sabremos describir con  la majestuosidad que mereces, como no se puede contar con exactitud el encanto de lo que fu bello y efímero.

    Ahora, para nosotros, no solo eres una ciudad llena de historia y belleza, sino también el escenario de un capítulo inolvidable en nuestras vidas. En ese rincón del mundo, entre adoquines, azulejos,callejones y sonrisas, las viajeras y yo aprendimos que los sueños son alcanzables con trabajo incansable y fe.





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